«Con el casco y con el traje te sientes inmortal»
Javier San Millán tuvo que colgar los estudios y buscar trabajo. El destino se lo puso fácil en forma de oposiciones: o a policía local o a bombero
Circunstancias obligan. Así que allá por el año 1982, y tras sufrir su familia un duro revés económico, Javier San Millán tuvo que colgar los estudios de cuarto de Derecho y buscar trabajo. El destino se lo puso fácil en forma de oposiciones: o a policía local o a bombero. «Rechacé lo primero porque no me veía con el uniforme pero me atrajo lo segundo. 28 años después puedo decir que ha sido uno de los mayores aciertos de mi vida. Estoy encantado de ser bombero y me jubilaré en esto». Rellenar la instancia le costó 100 pesetas y pasar la criba unas pruebas físicas mucho más suaves que las de ahora. «Había que saber nadar, subir la cuerda y correr pero no al nivel actual, donde hay que ser casi un atleta para entrar en el Cuerpo, cuando tampoco es algo que sea necesario. La mejor herramienta del bombero es tener buena cabeza».
Tras todos estos años de experiencia reconoce que lo mejor de su trabajo es la intervención, el ayudar a los demás. Y lo más duro, ser testigo de un accidente de algún compañero. No en vano, para San Millán, sus compañeros son su segunda familia. «Hay una relación muy estrecha. Convivimos mucho tiempo, comemos y cenamos juntos, hacemos deporte... el contacto es permanente. En el parque tenemos la suerte de tener un muy buen ambiente». Confiesa que el momento más dramático que ha vivido fue el accidente laboral de la calle Sauce, en el que perdieron la vida 10 personas. «Me marcó mucho».
La suerte le ha acompañado en su trabajo. Tan solo una vez sufrió un percance, al caer desde un tejado pero sin sufrir graves consecuencias. «Creo que cuando te pones el casco y el traje, sobre todo cuando eres joven, te sientes un poco inmortal». Pero no son hombres de hierro ni tampoco son ajenos a la sensación de miedo, especialmente cuando se enfrentan a un incendio de grandes proporciones. «A veces, se ha entrado en incendios de forma arriesgada cuando no había nada que salvar».
Tras todos estos años de experiencia reconoce que lo mejor de su trabajo es la intervención, el ayudar a los demás. Y lo más duro, ser testigo de un accidente de algún compañero. No en vano, para San Millán, sus compañeros son su segunda familia. «Hay una relación muy estrecha. Convivimos mucho tiempo, comemos y cenamos juntos, hacemos deporte... el contacto es permanente. En el parque tenemos la suerte de tener un muy buen ambiente». Confiesa que el momento más dramático que ha vivido fue el accidente laboral de la calle Sauce, en el que perdieron la vida 10 personas. «Me marcó mucho».
La suerte le ha acompañado en su trabajo. Tan solo una vez sufrió un percance, al caer desde un tejado pero sin sufrir graves consecuencias. «Creo que cuando te pones el casco y el traje, sobre todo cuando eres joven, te sientes un poco inmortal». Pero no son hombres de hierro ni tampoco son ajenos a la sensación de miedo, especialmente cuando se enfrentan a un incendio de grandes proporciones. «A veces, se ha entrado en incendios de forma arriesgada cuando no había nada que salvar».
Animo!!!
Hola Javier:
ResponderEliminarVeo en la foto que te has convertido en un bombero veterano, te he buscado por internet, y ya ves te encontré, me alegro de que estés bién, no se como te va lo de la autoescuela, lo que si he visto es que como siempre creí, que tienes 7 vidas, ya te has caído de un tejado y nada. Se te olvido comentar en la entrevista que las pruebas de acceso las ji odres estando haciendo la mili en la compañía de esquiadores y escaladores de montaña mas prestigiosa del ejercito, la de Viella. Allí nos conocimos y pasamos ratos muy agradables. La mili te lo da y la mIli te lo quita "los amigos". Bueno te saco de dudas soy Javier GALARRETA Sáenz el de Nájera, haber si un día de estos nos ponemos en contacto y charlamos aunque sea chateando por internet. Me alegro verte con esa sonrisa y que estés bien. Que pases una feliz Navidad.
Un abrazo para ti y los tuyos Javier Galarreta.