Nayra Pérez Jacinto es la juez más joven de Canarias y un ejemplo de superación. A sus 25 años, ha aprobado las oposiciones para ser magistrada en un tiempo récord: tres años. Ahora, la tinerfeña se pone el listón aún más alto con su deseo de llegar algún día a formar parte del Tribunal Supremo.
–Alberto Ruiz-Gallardón anunció hace apenas una semana que congela las oposiciones. ¿Está contenta de haber conseguido plaza justo antes de este anuncio?
–Muchísimo. Es la primera vez en tantísimos años que deciden no convocarlas, y de por sí ya son oposiciones duras con las plazas que ofertan. Este año, 200 para jueces y 150 para fiscales. La oposición para ambos es la misma, pero cuando apruebas, eliges. Me toca hacer las prácticas ahora en Barcelona y luego escoges destino dependiendo de dónde estén las plazas vacantes y de la nota que hayas sacado.
–¿Hay algún destino en particular que prefiera?
–Me da un poco igual. Como llevo tanto tiempo en Madrid, no me importa quedarme allí, pero tampoco está mal volver a mi tierra. Encima, en Canarias siempre hay plazas.
–¿En cuánto tiempo se preparó las oposiciones?
–En tres años y medio, aunque la media está en seis.
–¿Qué siente al pensar que ya es juez y que, además, es la más joven del Archipiélago?
–Todavía no me lo creo. Mi dinámica era estudiar todo el día. De repente, llega el examen y apruebas. Cuando me felicitan digo: "¡es que lo único que he hecho es estudiar!".
–Se ha visto recientemente cómo se condenaba al juez Baltasar Garzón. ¿Cree que ha sido una decisión justa?
–Creo que es un tema complicado. Quien realmente sabe el contenido del juicio que se le hizo a Garzón son los magistrados. Lo que está claro es que cuando tocas temas que no tienes que tocar, te arriesgas a que te pase lo que le pasó a Garzón. En mi opinión, que probablemente no pinta nada aquí, de lo más grave se libró. Un juez tiene las pautas, si las sobrepasas, te arriesgas a esto. Lo que a mí siempre me ha parecido muy mal es que se critique la decisión de un tribunal, porque decidir es complicado. Partimos de que la justicia sigue siendo justa.
–¿Ve adecuado que un juez tenga protagonismo mediático?
–Creo que va en cada persona. Puedes ser alguien que te gusta llamar la atención o que prefieres pasar desapercibida. Si te limitas a hacer tu trabajo, no tienes que ser tan mediática, aunque hay temas que de por sí lo son, como ETA, aunque puedes mantenerte en un segundo plano.
–¿Usted se ve como una persona mediática?
–No, porque si te gusta de verdad lo que haces y te has metido en esto para intentar impartir justicia, lo otro es tan secundario...
–Tiene 25 años. ¿Cree que ofrecerá frescura a la profesión?
–Me imagino que por mi edad y por cómo me han educado, en mis sentencias implícitamente estará siempre la visión hacia el futuro. La justicia se puede mirar desde varios puntos. Tú pones la sentencia que creas adecuada, pero puedes orientarla hacia lo educativo, la reinserción... siempre dentro de lo que permita la ley.
–Es la primera vez que se instruye una causa contra un miembro de la Casa Real. ¿Es una prueba de que la justicia es igual para todos?
–Yo acabo de entrar y quizá tenga una visión un poco idealista. Supongo que cuando esté trabajando todo se verá distinto, como en todas las profesiones. Pero yo creo que la justicia es igual para todos, y las diferencias que se permiten no las pone el magistrado, sino que están en la Constitución o por códigos. Igualdad para iguales y desigualdad para desiguales.
–¿Tiene miedo por las presiones que pueda recibir tanto por ser juez como por su juventud?
–No lo sé. Da un poco de miedo, pero no lo sé. A lo mejor me verán como una presa fácil, o no.
–¿Cuándo empieza las prácticas en Barcelona?
–En septiembre. Durarán unos seis meses. Ahora aprovecharé para descansar e ir a la playa. Tengo ganas de empezar, de que me enseñen en las prácticas todo lo que se estudia; de saber lo que tengo que hacer. Interés por ver las dos versiones en un caso y de saber qué es lo correcto, aunque me da un poco de miedo. La profesión es súper gratificante, porque aporta la satisfacción de saber que has impartido justicia, la cual existe y es muy bonita. Ojalá tenga claridad para distinguir e interpretar los casos difíciles y equivocarme lo menos posible.
– ¿Cuál es su objetivo ahora?
–Primero, ser lo más justa que pueda en mis decisiones. Un principio básico para cualquier juez es la imparcialidad y la independencia. Eso es lo que me gustaría conseguir. Luego, me gustaría avanzar en la carrera hasta llegar, si puede ser, al Tribunal Supremo. Siempre he pensado que, hagas lo que hagas, tienes que ser el mejor.
–¿Siempre ha tenido claro que quería ser juez?
–Sí, desde que empecé a estudiar Derecho. Sabía que no quería ser abogada. Estudié la carrera en Madrid, me fui con la visión de terminar la carrera en cuatro años y no quería ejercer con 30 años.
–¿Cree que es una profesión que implica vocación?
–Sí, no solo a nivel personal. Si no tienes vocación, el camino hasta llegar a aprobar las oposiciones no se lleva tan fácil. No quería ni tener Facebook ni Tuenti, porque si no estás mentalmente a lo que estás, no puedes conseguirlo. Ahora puedo recompensarles a todos el tiempo perdido. Me imagino que lo que viene ahora será aún más bonito.
–Con la reforma que ha presentado Ruiz-Gallardón, la intención es que el peso de la instrucción no recaiga sobre el magistrado, sino en los fiscales. ¿Ayudará este cambio a agilizar la justicia?
–Recomendar la investigación al Ministerio Fiscal ya se hace en Europa. Es un poco para garantizar la imparcialidad del juez. En España solo existe este sistema en la justicia de menores. Será una forma de alinearse con los países que ya lo aplican en UE, pero no veo que sea aplicable a corto plazo porque habría que cambiar muchísimo. Todo lo que sea abundar en la imparcialidad del juez es una forma de descargar a los magistrados del trabajo acumulado.
–¿Qué le parece que ahora solo se pueda recurrir una segunda instancia siempre que se pague? ¿Es una medida que implica en cierta forma que la justicia dependa de la capacidad económica de cada persona?
–No lo creo. Cuando una persona pierde un caso, normalmente, por sistema, va a una segunda instan cia. Lo que se pretende es que te pienses dos veces las posibilidades de que tu pretensión sea estimada. Es una forma de dilatar la sentencia. Es para que se asuma que, cuando afrontas un pleito, lo hagas con la seriedad de asumir los resultados. La justicia es gratuita si tus ingresos están por debajo de tu mínimo exigible.
–Alberto Ruiz-Gallardón anunció hace apenas una semana que congela las oposiciones. ¿Está contenta de haber conseguido plaza justo antes de este anuncio?
–Muchísimo. Es la primera vez en tantísimos años que deciden no convocarlas, y de por sí ya son oposiciones duras con las plazas que ofertan. Este año, 200 para jueces y 150 para fiscales. La oposición para ambos es la misma, pero cuando apruebas, eliges. Me toca hacer las prácticas ahora en Barcelona y luego escoges destino dependiendo de dónde estén las plazas vacantes y de la nota que hayas sacado.
–¿Hay algún destino en particular que prefiera?
–Me da un poco igual. Como llevo tanto tiempo en Madrid, no me importa quedarme allí, pero tampoco está mal volver a mi tierra. Encima, en Canarias siempre hay plazas.
–¿En cuánto tiempo se preparó las oposiciones?
–En tres años y medio, aunque la media está en seis.
–¿Qué siente al pensar que ya es juez y que, además, es la más joven del Archipiélago?
–Todavía no me lo creo. Mi dinámica era estudiar todo el día. De repente, llega el examen y apruebas. Cuando me felicitan digo: "¡es que lo único que he hecho es estudiar!".
–Se ha visto recientemente cómo se condenaba al juez Baltasar Garzón. ¿Cree que ha sido una decisión justa?
–Creo que es un tema complicado. Quien realmente sabe el contenido del juicio que se le hizo a Garzón son los magistrados. Lo que está claro es que cuando tocas temas que no tienes que tocar, te arriesgas a que te pase lo que le pasó a Garzón. En mi opinión, que probablemente no pinta nada aquí, de lo más grave se libró. Un juez tiene las pautas, si las sobrepasas, te arriesgas a esto. Lo que a mí siempre me ha parecido muy mal es que se critique la decisión de un tribunal, porque decidir es complicado. Partimos de que la justicia sigue siendo justa.
–¿Ve adecuado que un juez tenga protagonismo mediático?
–Creo que va en cada persona. Puedes ser alguien que te gusta llamar la atención o que prefieres pasar desapercibida. Si te limitas a hacer tu trabajo, no tienes que ser tan mediática, aunque hay temas que de por sí lo son, como ETA, aunque puedes mantenerte en un segundo plano.
–¿Usted se ve como una persona mediática?
–No, porque si te gusta de verdad lo que haces y te has metido en esto para intentar impartir justicia, lo otro es tan secundario...
–Tiene 25 años. ¿Cree que ofrecerá frescura a la profesión?
–Me imagino que por mi edad y por cómo me han educado, en mis sentencias implícitamente estará siempre la visión hacia el futuro. La justicia se puede mirar desde varios puntos. Tú pones la sentencia que creas adecuada, pero puedes orientarla hacia lo educativo, la reinserción... siempre dentro de lo que permita la ley.
–Es la primera vez que se instruye una causa contra un miembro de la Casa Real. ¿Es una prueba de que la justicia es igual para todos?
–Yo acabo de entrar y quizá tenga una visión un poco idealista. Supongo que cuando esté trabajando todo se verá distinto, como en todas las profesiones. Pero yo creo que la justicia es igual para todos, y las diferencias que se permiten no las pone el magistrado, sino que están en la Constitución o por códigos. Igualdad para iguales y desigualdad para desiguales.
–¿Tiene miedo por las presiones que pueda recibir tanto por ser juez como por su juventud?
–No lo sé. Da un poco de miedo, pero no lo sé. A lo mejor me verán como una presa fácil, o no.
–¿Cuándo empieza las prácticas en Barcelona?
–En septiembre. Durarán unos seis meses. Ahora aprovecharé para descansar e ir a la playa. Tengo ganas de empezar, de que me enseñen en las prácticas todo lo que se estudia; de saber lo que tengo que hacer. Interés por ver las dos versiones en un caso y de saber qué es lo correcto, aunque me da un poco de miedo. La profesión es súper gratificante, porque aporta la satisfacción de saber que has impartido justicia, la cual existe y es muy bonita. Ojalá tenga claridad para distinguir e interpretar los casos difíciles y equivocarme lo menos posible.
– ¿Cuál es su objetivo ahora?
–Primero, ser lo más justa que pueda en mis decisiones. Un principio básico para cualquier juez es la imparcialidad y la independencia. Eso es lo que me gustaría conseguir. Luego, me gustaría avanzar en la carrera hasta llegar, si puede ser, al Tribunal Supremo. Siempre he pensado que, hagas lo que hagas, tienes que ser el mejor.
–¿Siempre ha tenido claro que quería ser juez?
–Sí, desde que empecé a estudiar Derecho. Sabía que no quería ser abogada. Estudié la carrera en Madrid, me fui con la visión de terminar la carrera en cuatro años y no quería ejercer con 30 años.
–¿Cree que es una profesión que implica vocación?
–Sí, no solo a nivel personal. Si no tienes vocación, el camino hasta llegar a aprobar las oposiciones no se lleva tan fácil. No quería ni tener Facebook ni Tuenti, porque si no estás mentalmente a lo que estás, no puedes conseguirlo. Ahora puedo recompensarles a todos el tiempo perdido. Me imagino que lo que viene ahora será aún más bonito.
–Con la reforma que ha presentado Ruiz-Gallardón, la intención es que el peso de la instrucción no recaiga sobre el magistrado, sino en los fiscales. ¿Ayudará este cambio a agilizar la justicia?
–Recomendar la investigación al Ministerio Fiscal ya se hace en Europa. Es un poco para garantizar la imparcialidad del juez. En España solo existe este sistema en la justicia de menores. Será una forma de alinearse con los países que ya lo aplican en UE, pero no veo que sea aplicable a corto plazo porque habría que cambiar muchísimo. Todo lo que sea abundar en la imparcialidad del juez es una forma de descargar a los magistrados del trabajo acumulado.
–¿Qué le parece que ahora solo se pueda recurrir una segunda instancia siempre que se pague? ¿Es una medida que implica en cierta forma que la justicia dependa de la capacidad económica de cada persona?
–No lo creo. Cuando una persona pierde un caso, normalmente, por sistema, va a una segunda instan cia. Lo que se pretende es que te pienses dos veces las posibilidades de que tu pretensión sea estimada. Es una forma de dilatar la sentencia. Es para que se asuma que, cuando afrontas un pleito, lo hagas con la seriedad de asumir los resultados. La justicia es gratuita si tus ingresos están por debajo de tu mínimo exigible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario