"Vengo a probar suerte, por si suena la flauta"

Otra noticia más, está vez de Canarias 7, escrito por Rebeca Díaz:

(Foto: Francisco Socorro)

Inma Benítez fue una de las primeras en llegar este domingo a Humanidades. Su objetivo, como el de 47.000 personas más, era optar a una de las 413 plazas de celador ofertadas por el SCS. Pese a ser consciente de la dificultad, no perdía el ánimo. «¿Y si suena la flauta, qué?» Sus hermanos, Rafa y María, también quisieron probar suerte.
Poco después de las 8 de la mañana, el edificio de Humanidades, en la capital grancanaria, ya era un hervidero de gente. Personas de todas las edades mataban los nervios apurando un cigarrillo, mordiéndose las uñas o compartiendo con compañeros de fatiga, y con otros a los que acaban de conocer, sus inquietudes y dudas ante la prueba a la que, en menos de una hora, debían enfrentarse. 
La imagen era muy similar a la que se repitió en diversos centros de Secundaria de la ciudad y en el Campus de Tafira, donde el colapso de tráfico fue tal que algunos opositores no llegaron a tiempo de presentarse al examen. Por ello, no dudaron en acudir a los juzgados a tramitar la correspondiente solicitud de impugnación de la prueba.
Los que sí llegaron eran conscientes de lo complicado del reto, ya que entre Gran Canaria y Tenerife, los aspirantes a hacerse ayer con una de las 413 plazas de celador ofertadas por el Servicio Canario de Salud (SCS) sumaban 47.000. Sin embargo, tenían claro que «el que no juega no tiene derecho a nada». 
Inma Benítez fue una de las primeras en llegar a Humanidades, pero no iba sola. Sus hermanos Rafa y María también se presentaban al examen. «Vengo de rebote, porque yo las que me estoy preparando son las de Justicia. En esas sí que estoy poniendo empeño y pasta», comentaba entre risas. A pesar de no haber estudiado demasiado no descartaba nada. «Vengo a probar suerte porque, ¿y si suena la flauta qué?».
Pilar Abad decía estar un poco nerviosa. Acudía con su prima sin muchas esperanzas porque no había tenido mucho tiempo para preparar la prueba. «Llevo estudiando unos dos meses, pero solo en los ratos que he podido», confesaba. A pesar de ello, y de la gran cantidad de gente que tenía sus mismas intenciones, reconocía no tener nada que perder. «Estoy en el paro y aunque son pocas plazas hay que intentarlo», apuntaba.
Francisco Cañigueral es ingeniero industrial en paro, por eso tuvo claro cuando se convocaron las oposiciones que el vivir en Valencia no sería un problema. «Llevo un año preparándome el temario. He venido con otro compañero de clases de oposiciones y la verdad es que no sabía que serían tantos lo que se presentarían», comentaba con asombro.