El MIR, la prueba de evaluación necesaria para acceder a la formación de especialistas médicos residentes, se ha convertido en la última esperanza laboral para muchos estudiantes canarios de Ciencias de la Salud al menos durante cuatro años. Así lo reconocían ayer, poco antes de que se celebraran dichas pruebas en el Campus Universitario de Tafira, un elevado número de aspirantes que acababan de terminar la carrera.
En un día algo desapacible, algo más de un millar de titulados universitarios, de los 1.480 admitidos, se presentaron a los exámenes realizados tanto en la Facultad de Informática como en la de Ciencias Jurídicas. Todos optaban a alguna de las 283 plazas de formación sanitaria especializada que, además de Medicina, incluía Enfermería, Farmacia, etc. De esa cantidad, 156 puestos eran para especialidades; 70 para medicina familia; 8 psiquiatría; 1 preventiva; 2 medicina del trabajo; 4 psicología; 12 enfermería comunitaria; 20 matronas y 10 enfermería.
La mayoría de los estudiantes reconocían la dureza de esta pruebas que se podían prolongar hasta cinco horas consecutivas y donde aparecían temas de todas las materias. El grueso de los presentados los formaban jóvenes graduados que se habían titulado durante el último curso académico. Sin embargo, también hubo un número considerable de aspirantes que ya había conseguido una plaza en años anteriores, pero que se volvían a presentar con la intención de cambiar de especialidad.
La mayoría de los aspirantes eran de Las Palmas de Gran Canaria y el número de preguntas se mantuvo en 225 más 10 de reserva para todas las titulaciones excepto para la de Enfermería.
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