El Gobierno anunció este verano el lanzamiento de una oferta de empleo de 20.000 plazas para 2017. Para conseguir uno de esos puestos en la administración pública hay que pasar por las oposiciones, un suplicio de por sí que se hace más cuesta arriba si, además, has perdido el hábito de estudio.
En esa situación se encuentran las personas que hacen la oposición tras quedarse en paro o cansadas de la empresa privada, entre otro sinfín de motivos. Hablamos con varias que afrontaron estas pruebas tras años sin estudiar y han aprobado. Estos son sus consejos, acompañados de la visión profesional de dos expertos.
1. Asume que opositar es un trabajo
“Opositar no es como ir al instituto o a la universidad. Cuando preparamos estos exámenes, tenemos vidas más complejas”, dice la coordinadora de la red de academias de preparación MasterD, Bárbara Ibáñez. “La clave es encontrar un hueco. Debemos ser constantes”, añade.
Meli González tenía 29 años y dos hijos la primera vez que se presentó para conseguir una plaza en Correos. Llevaba más de una década sin tocar un libro. “Tenía muchas cosas que hacer y no terminé de prepararlas todo lo bien que debía”. Seis años después, sus hijos le quitaban tanto tiempo como entonces, pero sí aprobó. “Me preparé a conciencia, sacando un rato todos los días. Estudié más porque me organicé mejor”, asegura.
2. Aprende a estudiar en la era de internet: evita distracciones que antes no existían
La mayoría de las personas que afrontan unas oposiciones no tenían un smartphone en su anterior etapa académica. “Ahora sí lo tienen y se ponen a estudiar con él al lado. Aunque lo tengas en silencio, el solo hecho de que lo mires cada cinco minutos fastidia tu concentración. Evitar distracciones es muy importante”, dice el director de Magister, Eduardo Jevremovitch.
Alfonso García, de 42 años, experimentó ese problema. Hace poco aprobó el examen para trabajar como conserje en un colegio. “De joven estudié Historia, pero me dedicaba a la restauración. La cosa se torció y decidí buscar algo más estable”, cuenta. El móvil fue un pequeño obstáculo: “Me costaba no mirarlo cada poco. Mi familia me dice que estoy enganchado, así que imagínate cuánto lo miraba mientras estudiaba con lo que me aburría. Al final decidí dejar el móvil en casa cuando me iba la biblioteca”.
3. Usa los recursos que te ofrece internet
Quizá haya más distracciones que antes, pero también hay más recursos al alcance de cualquier. Y, sobre todo, más baratos. “Creo que es la parte más positiva de internet”, dice Ana Jiménez, que a sus 37 años acaba de aprobar la oposición para trabajar como auxiliar administrativo en el Banco de España.
Se pasó casi toda su vida laboral en la empresa privada. “Trabajaba muchísimas horas, hasta 10 o 12 diarias. Hubo un momento en el que me planté. Necesitaba un cambio, algo más estable y que me quitase menos tiempo”. Entonces, tras diez años sin estudiar, decidió prepararse las oposiciones.
“Lo hice mientras seguía trabajando. Fue durísimo, no tenía vida, pero creo que mereció la pena. Internet me ayudó de una manera incalculable. Por ejemplo, toda la parte de ofimática la he aprendido gracias a vídeos de YouTube. No fui a academia, pero aprendí todo lo que necesitaba para sacar un notable en esa parte del examen. El inglés también lo perfeccioné con vídeos de internet. Ojalá hubiera tenido esto cuando estudiaba con 20 años”, comenta.
4. Apóyate en alguien
Pilar García hizo el primer año de Derecho con 18 y lo dejó. “Me enamoré, empecé a trabajar y me quedé embarazada”. Pasaron unos 16 años hasta que volvió a estudiar. Con 34, se preparó un grado superior en Hostelería. Fue alternando empleos hasta que, con 50, la llamaron para trabajar como gobernanta en una residencia pública para personas con diversidad funcional. “Para mantener el puesto, años después, tuve que aprobar una oposición”, dice.
“No tenía ningún hábito de estudio. Me costó muchísimo ponerme, pero encontré ayuda en mi hijo. Nos propusimos presentarnos juntos, él por su campo -diseño gráfico- y yo por el mío. Nos insistíamos el uno al otro para dedicarle todo el tiempo que debíamos”. Él no sacó plaza, pero ella sí. A sus 58 años, sigue trabajando en el mismo sitio.
5. Empieza por lo fácil
"La mayoría de los exámenes tienen una parte que odia todo el mundo: la Constitución. Aunque sea el primer tema, nosotros siempre les recomendamos que no empiecen por ahí", indica la citada docente de MasterD. No resulta aconsejable empezar por la parte más densa del temario. Es como si alguien que no se ha leído un libro en su vida empezase por el Quijote.
6. Renuncia a los atracones
Recuperar el hábito de estudio es, según el director de Magister, cuestión de tres semanas. "Si conseguimos repetir una misma rutina durante 21 días, lo convertimos en un hábito. Si lo mantenemos durante 66 días, llegamos a un punto en el que aunque no apetezca lo hacemos sin problemas". A lo largo de ese periodo, lo mejor es que las horas de estudio vayan aumentando de forma progresiva.
"Echar ocho horas nada más empezar para gripar el motor a los pocos días no sirve de nada. Desde mi experiencia, creo que es mejor empezar poco a poco e ir subiendo hasta las cuatro o cinco horas diarias", indica Raúl Torres, administrativo de 33 años. Tras cinco años sin estudiar, se puso a ello y logró su plaza como administrativo en el INEM.
7. Prepárate también psicológicamente
"Estudiar es como montar en bicicleta, nunca se olvida". Esta es la premisa que el director de Magister plantea a sus alumnos nada más ponerse en contacto con ellos. "El mayor obstáculo para las personas que llevan varios años sin estudiar es el desánimo. No se ven capaces. Los jóvenes dicen que los más mayores tienen demasiada experiencia y los mayores que cómo van a competir ellos con los que vienen por detrás", comenta.
Diego Contreras afrontó esa situación. Estudió el grado superior de Delineación, trabajó durante 14 años en un estudio de arquitectura y la crisis le mandó al paro en 2010. Tenía 38 años. “No sabía qué hacer. Me pasé un par de años en trabajos temporales hasta que empecé Educación Especial”. Hizo la carrera a distancia, mientras seguía trabajando. “Con la edad te haces más pragmático. Hubo momentos en los que pensé que cualquier joven lo iba a hacer mejor que yo, pero acabo de conseguir una plaza en Madrid”, asegura. A sus 45 años, se estrena como maestro este mes de septiembre.
8. Ponte metas
En opinión de la docente de MasterD, lo más importante es "ponerse una meta muy clara". "Lo primero en lo que trabajamos con nuestros alumnos es en eliminar el lenguaje negativo. No queremos escuchar ni un no puedo. Les ayudamos a que visualicen la meta. Es mucho más fácil llegar de lo que parece", añade.
Con 45 años, el malagueño Pedro García confirma la importancia de este detalle. "No hay que perder el foco en ningún momento. A mí me pasó en mi primer intento. Veía el examen como algo muy lejano, a muchísimos meses vista. En vez de ir poniéndome pequeñas metas día a día, hice un esfuerzo brutal al final que no me valió de nada". A la segunda cambió de actitud y logró una plaza como celador en un hospital. "Compartir tus metas con tus amigos y familiares siempre es buena idea. Así te comprometes más a cumplirlas", comenta Ibáñez.
9. Afronta el desánimo si suspendes o no te da la nota
Suspender entra dentro de las posibilidades. Y no solo eso: también es muy probable que apruebes y que tu nota no sirva de nada.
Alberto Quintana, de 27 años, está justo en ese momento de su vida. Se acaba de presentar por segunda vez a las oposiciones de maestro y ha suspendido. En la primera ocasión aprobó pero no consiguió plaza. “Dan ganas de dejar de intentarlo, pero de qué sirve eso”, indica. Él no ha pasado tanto tiempo sin estudiar antes de las oposiciones como las personas que hemos mencionado antes. “La primera vez lo llevaba mucho mejor porque no estaba trabajando. Esta vez he compatibilizado las oposiciones con mi trabajo en un colegio y no ha salido bien. No voy a dejar de intentarlo”, indica Quintana.
A Alberto Chacón, militar de 29 años, no le pudo el desánimo: “La primera vez hice la oposición dándome un atracón de tres meses. Suspendí. No sabía si volver a presentarme, pero lo hice preparándome de verdad y lo he conseguido. Lo más importante es creerte capaz”.
10. Ni caso al entorno: ignora las comparaciones
"Tápate los oídos", dice Ainhoa Fernández, que a sus 26 años acaba de presentarse a sus segundas oposiciones de maestra. "No hay que compararse con nadie, ni preocuparse por cuántas horas más que yo están estudiando los demás, ni mirar los grupos de Facebook, ni hacer caso a los agoreros". Está esperando a conocer su nota tras hacer la oposición de Primaria en la Comunidad de Madrid. Apenas ha dejado de trabajar como interina en los últimos dos años.
El director de Magister lleva un paso más allá el planteamiento de esta madrileña. No hay que dejarse intoxicar por otros opositores y tampoco por los gurús de los exámenes, que anticipan temarios o número de plazas.
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