martes, 26 de octubre de 2010

Mango y el funcionariado

Os traigo este comentario escrito por Jesus Gonzalez Pastor escrito en Alhaurin en relación a las dos noticias anteriores:
Esta mañana me he desayunado con dos noticias de muy diferente alcance y que he relacionado inconscientemente. Con la vorágine de la crisis se está recetando como “cura”, por parte de diferentes miembros de la ciudadanía, una modificación a fondo para casi todo: banca, administración, sector industrial, construcción, relaciones laborales (véase la reforma laboral), etc. Dentro de dicha vorágine, un señor llamado Isak Andic, presidente de Mango, ha planteado la posibilidad del despido del personal funcionario; concretamente ha dicho que el funcionariado tenga una estabilidad en los puestos de trabajo similar a la de la empresa privada. Los periódicos y radios españoles, en sus secciones de opinión y tertulias han analizado la propuesta de este señor del que, como supongo le pasaba a la mayoría de la población, no tenía la menor idea de su existencia hasta hoy. Un tipo valiente ya que se está jugando en boicot por parte de funcionariado a sus productos.

Por otra parte, he leído el artículo que hace D.ª Encarna Ruiz, profesora del colegio San Juan y ex–concejala de IU en nuestro pueblo, sobre el lío de la Fundación de la Canteras el acto que se celebró en ese colegio. Mujer valiente, como ha demostrado sobradamente en su paso por la política local. Se me quedó grabada una frase que ella expone en sus argumentos: “Los docentes que trabajamos en los centros públicos por suerte no hemos tenido que presentarnos a las oposiciones que usted convoca ni rogarle un contrato temporal, por lo tanto podemos mantener criterios diferentes al suyo y aplicar las normas de funcionamiento que rigen en los centros”. 

Creo que Dª. Encarna ha puesto el dedo en la llaga de la problemática que plantea el presidente de Mango. Ella, entiendo, es funcionaria de carrera. A ella ni le importa, ni le tiene que importar, el político/a que se encuentre jerárquicamente por encima de ella, sea cual sea su pertenencia o militancia política. Ella tiene que desempeñar su labor docente en el Centro donde trabaja, como establece nuestra Constitución, sirviendo con objetividad al interés general, honestamente y de acuerdo a su buen saber y entender. En el momento en que el puesto de D.ª Encarna, el mío o el de cualquier otro funcionario/a, dependa de la persona que se encuentra en el poder, su objetividad quedará hipotecada con dicha dependencia. ¿Qué mañana entra el PP a gobernar en Andalucía? A D.ª Encarna, que ha sido su azote durante muchos años en nuestro pueblo, la despiden y resuelto el entuerto. Además, como las indemnizaciones a la hora de despedir se pagan con “pólvora del Rey”, pues para qué más. 

Está clarísimo lo que traería consigo el equiparar la estabilidad del personal funcionario al de la empresa privada: en la empresa privada, los que hemos trabajado o trabajamos en ella, sabemos que, en el momento en que hay un cambio directivo, ya sea por sustitución de la persona que lo desempeñaba o por compra – venta de la empresa, lo que suele haber es una sangría de despidos a diestro y siniestro, para que la nueva persona cree su equipo. Cualquier cambio político en cualquier administración conllevaría esa misma sangría para que el funcionario/a de turno para que, a la hora de informar o preparar una resolución, sepa al servicio de quien ha de poner su objetividad. Otra discusión es el régimen disciplinario o la productividad a cobrar por el personal funcionario; ahí creo que se puede entrar a discutir todo lo que se quiera. Pero el hacer al funcionariado “material fungible” de la administración sería un error que dejaría en manos de los políticos criterios estrictamente técnicos como, por ejemplo, la interpretación de las leyes en los Tribunales (los Jueces/as y Fiscales son funcionarios).


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